En la era digital actual, la autentificación de la evidencia digital se ha convertido en una pieza clave en la lucha contra el cibercrimen. Uno de los métodos más eficaces y reconocidos por la industria para autentificar la evidencia digital es a través de la función hash, un proceso alineado con el estándar ISO/IEC 27037. Pero, ¿qué significa todo esto y cómo funciona exactamente?
¿Qué es una función Hash?
Primero, debemos entender qué es una función hash. En términos simples, una función hash toma una entrada (o “mensaje”) y devuelve una cadena de caracteres de longitud fija que es única para cada entrada única. Incluso un cambio minúsculo en la entrada producirá un hash completamente diferente. Importante para la autentificación, no se puede revertir el proceso hash para obtener la entrada original. Como resultado, las funciones hash se utilizan comúnmente para verificar la integridad de los datos.
El estándar ISO/IEC 27037 proporciona directrices para la identificación, recopilación, adquisición y preservación de la información digital que puede ser utilizada como evidencia. El uso de funciones hash es uno de los métodos recomendados por este estándar para verificar la integridad de la evidencia digital.
Proceso de autentificación
La autentificación de la evidencia digital mediante una función hash funciona de la siguiente manera: cuando se recopila la evidencia digital original, se crea un “hash” de los datos. Este hash sirve como una especie de huella digital para la evidencia. Posteriormente, si se necesita verificar la autenticidad de la evidencia, se puede volver a calcular el hash y compararlo con el hash original. Si los dos hashes coinciden, entonces la evidencia no ha sido alterada y puede considerarse auténtica.
Sin embargo, aunque el uso de funciones hash puede proporcionar una fuerte garantía de integridad, no es infalible. Los ataques de colisión, donde dos entradas diferentes producen el mismo hash, son teóricamente posibles, aunque extremadamente difíciles en la práctica. Por lo tanto, es importante utilizar algoritmos de hash fuertes y reconocidos, como SHA-256.
Para ilustrar este proceso, consideremos un ejemplo. Supongamos que una organización ha recopilado evidencia digital, tal como un archivo de log de un servidor, que puede contener detalles sobre un posible ciberataque. Primero, la organización calcularía el hash del archivo de log usando un algoritmo de hash fuerte como SHA-256. Este hash se almacenaría de forma segura.
En el futuro, si alguien necesita verificar si el archivo de log ha sido alterado, podría simplemente recalcular el hash del archivo y compararlo con el hash original. Si los hashes coinciden, la evidencia digital no ha sido alterada. Si no coinciden, indica que la evidencia ha sido manipulada de alguna manera.
Gráfico que muestra el proceso:
1. Recopilar Evidencia Digital
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2. Calcular Hash Original
↓
3. Almacenar Evidencia y Hash de Forma Segura
↓
4. (Tiempo después) Recalcular el Hash de la Evidencia
↓
5. Comparar Hash Recalculado con Hash Original
↓
6. Si los Hashes Coinciden → La Evidencia es Auténtica
Si los Hashes No Coinciden → La Evidencia ha sido Alterada
Es importante recordar que, aunque este proceso puede proporcionar una fuerte garantía de la integridad de la evidencia digital, también debe ser respaldado por procedimientos adecuados para el manejo y almacenamiento seguros de la evidencia.
Además, la autentificación de la evidencia digital no se trata sólo de tecnología. Las organizaciones también deben tener procedimientos adecuados para manejar y almacenar la evidencia digital. Esto incluye la cadena de custodia, que documenta quién ha manejado la evidencia y cuándo, y las medidas de seguridad física y digital para proteger la evidencia de la alteración o destrucción.
En resumen, la función hash desempeña un papel crucial en la autentificación de la evidencia digital según la norma ISO/IEC 27037. Proporciona una manera eficaz de verificar la integridad de los datos y puede ayudar a las organizaciones a protegerse contra el cibercrimen. Sin embargo, como con cualquier tecnología, es importante utilizarla correctamente y en el contexto de un enfoque más amplio de seguridad de la información.
La evidencia digital y su autentificación se han convertido en una parte integral de nuestras vidas y negocios. Ya sea que estemos protegiendo nuestra propiedad intelectual, luchando contra el fraude o defendiendo nuestras redes contra los ciberataques, la función hash y los estándares como ISO/IEC 27037 son herramientas esenciales en nuestra caja de herramientas de seguridad cibernética. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más digital, es esencial que comprendamos y utilicemos estas herramientas para proteger nuestra información y sistemas.
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